Me di cuenta que no era feliz, y ¿Cómo podía educar a una niña feliz, si yo no lo era?
Esta reflexión fue acompañada de grandes decisiones que marcaron un antes y un después en mi vida…
Decidí separarme del padre de mi hija, dejar el trabajo, cambiar hábitos sociales y rutinarios que sentía ya no estaban en armonía con lo que yo realmente quería ser. Descubriendo así el infierno emocional: miedo, incertidumbre, dudas, etc.